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Amigas descubren que son hijas del mismo donante: riesgos de la FIV

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El caso de dos jóvenes estadounidenses que contactaron a través de las redes sociales buscando compañeros para compartir su piso de estudiantes, se conocieron personalmente, entablaron una amistad y descubrieron que son hijas de un mismo donante de esperma anónimo plantea una problemática médica y ética que ha generado la fecundación in vitro cuando los padres biológicos son desconocidos.

Según explican en su perfil de Facebook, Mikayla Stern-Ellis y Emily Nappi, de 19 y 18 años respectivamente, sabían que habían sido concebidas con esperma donado por un hombre procedente de Colombia, y bromeaban sobre la posibilidad de ser hermanastras: físicamente se parecían y compartían algunos gustos. Investigaron y averiguaron que compartían padre biológico.

“No es infrecuente que un mismo donante de esperma pueda hacer múltiples donaciones supuestamente «anónimas» en las clínicas de reproducción asistida –explica a Aleteia el vice-presidente de la Asociación Catalana de Estudios Bioéticos, Joaquim Bosch-. Por tanto, estos espermatozoides con prácticamente el mismo material genético pueden ser utilizados en distintos procedimientos, lo que puede llevar a generar hermanastros biológicos (compartir un progenitor común)”.

De hecho, en noviembre de 2013 se estrenó una película de Ken Scott titulada “Delivery Man”, en la que se analiza este tema exagerándose que un hombre podría ser el padre de 533 hijos (aunque se han publicado noticias reales de hasta 400 hijos), recuerda el profesor de bioética de la Universidad de Girona.

Un escándalo más antiguo ocurrió también hace ya unos años cuando se descubrió que un médico propietario de una clínica de reproducción asistida era también el principal donante de esperma de su propia clínica, lo que provocó que muchos de los niños y niñas probeta de esa población fueran hermanos entre ellos.

“Médicamente se desaconsejan los matrimonios entre familiares, especialmente los de primer grado, al incrementarse mucho el riesgo de que los descendientes desarrollen enfermedades graves e infrecuentes (por ejemplo, aumenta mucho el riesgo de padecer enfermedades genéticas recesivas)”, explica el doctor Bosch.

“Con estas técnicas de reproducción asistida, existe el riesgo que algunas personas puedan tener este rango de parentesco biológico sin saberlo, lo que les expone a un riesgo de tener descendencia con discapacidades o enfermedades graves”, advierte.

Y añade: “Si bien la noticia de estas dos “hermanas” biológicas re-encontradas no tiene mayor trascendencia que la de una historia singular, si hubieran sido dos personas de distinto sexo y hubieran establecido una relación amorosa, esta “coincidencia” podría haber tenido graves consecuencias para sus descendientes”.